viernes, 14 de noviembre de 2014
Poema
Hubiera sido extraño recojer un papel
del pavimento.
Tomar la sed del agua para errar entre
la sal; esto es poeticamente hipotetico.
Volver a recoger tal papel, pero esta
vez de la hierba.
Intentar sintetizarnos en su arquetipo
por ello.
Reconocer en todos los mitos del mundo
cùal era el que podrìa crucificarnos.
Caminar por una ciudad sabiendo que
no tendremos el tiempo que
pertenece a ese poema.
Ello significa que no somos un poema.
Esa es lirica y metafisicamente frustraciòn.
Y el poema es inaudito.
Teje escalas, borda lapices. Sacude
los simulacros donde el universo respira
del arnes a la intensidad. Lo ùltimo
recoge esgrimas de los dìas
viernes con predicados soleados que
empezamos a digerir en los tejados
o ese fìn del mundo llamado
universo.
Pero, yo vì a las palabras. Humedecìan
el papel para que al tomarlo
tuviera màs peso.
Asi sucediò. Y sabemos que es algo
muy triste describir una hoja con
o sin el peso del agua.
Triste como una emociòn o
un jinete.
Lejanamente triste como la bengala
inundada de faroles
y las lamparas que cifran delgadamente
sus acertijos para que
los tulipanes no
duerman o
se agiten en ellas.
Ello es algo y tambièn nos sacude
ademàs extrañamente repiten la poca
fe de soldado que llevamos
en el rostro.
Un rostro que esta mañana està
inundado de uvas y
posiblemente
dentro de unos instantes
de raices.
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