sábado, 8 de noviembre de 2014

Aniversario de Panteras





Es extraño el cielo. Lo reconozco
por lo inèdito que viaja entre los huesos de sus crespusculos.
Sus crepùsculos; todos nacionalistas o republicanos. 

Huesos y crepùsculos bajo dioses de carne en
una academia de panteras y un aniversario de simbolos.

Plantas que son deshechadas bajo la lluvia y el sonido
agreste del limbo.

Plantas con las que ascendemos a una ecuaciòn del
rostro entre muertos de escarcha y horizontes como 
los plenilunios.

En los nocturnos de la piedra y en la luz màs oscura
de una noche escarbando en ella.

Cuando en las playas los estuarios eumeran el 
nombre del ser en una reliquia compuesta de mentones
y segùn ella, nos abrimos sudorosos de particulas
donde creanse protozuarios de manera maligna y
secreta.

En idolatrìas que estampas en los zafiros
cuando duermen entre ferrocarriles de otro amanecer
con las naranjas.

Y hasta todo lo que tiene un destino bajo el universo
regresa su tratado de obsidiana, aquel que recorre o
agoniza la arena o el cielo lleno de limites, conjurando
un fantasma en el primer pliegue de la inspiraciòn 
en la espuma. Cuando la resaca es nuestro ùnico
exilio. 

Uno que sòlo entre galerìas de soplos se religa.




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