domingo, 30 de noviembre de 2014
Iòn
Ha continuado su viaje por la noche.
Es una criatura llena de arboles y pajaros como
los truenos.
Llamada por la tendencia y los nombres que oimos
entre los paraderos. Hasta este momento no ha
empezado el camino hacia un grito.
Hasta hoy tiene un cutis. Un record en ese cutis trae a
colaciòn los suburbios. No sè porquè.
Ha vivido en èl a travès de millones de apodos.
Algunos se hiceron heteronimos.
Otros simplemente tomaron la orilla.
Quizà volvìan de las supersticiones y no sòlo puedo
afirmarlo por lo quiromàntico en ellos.
Podrìa decir lo mismo de su caràcter epistemològico.
Desde ambos puntos, son ciencias que han tratado del ser
y en algun punto deben coincidir sobre la magia y las definiciones que
manejan sobre ella. La supersticiòn es la quiromancia
de una epistemologìa robada a los àrboles. Ello
podrìa resolver el problema semàntico de
este poema. Podrìa. Empero, ello
lo definimos nosotros y no la criatura que ha empezado
un viaje por la noche, lleno de yuxtaposicionres
y angeles. Un viaje lleno de querubines
y exodos. Uno de neologismos como aquellos que
existen en los diàlogos del iòn cuando una de sus palabras
queda en el aire. En la brisa.
Y al igual que Iòn tampoco Socrates
responde.
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