sábado, 22 de noviembre de 2014

Insomnios Azules de Arena






Impregnarse siempre de una nada que al igual
que esta negaciòn, no profetiza. Aclarar como el
oceano que hay olas que jamàs son formadas
por el agua; la prueba es la serenidad con que
existen en el horizonte, convertidas en oceano. 
Pensar como la uva, cuando el tamaño de la nieve
responde a los guijarros o el sobrenombre de 
de las raices posa un molusco que el viento trae
de las albuferas. Escribir allì como si tratarase
de escolleras o platinos donde el hierro alude a 
swasticas con que juegan los trinos de las gaviotas
en el cielo; todos por ahora invisibles. Tener en
las manos el equilibrio donde las formas dejan
un secreto conceptuando lo siguiente: algunas
cosas en el poema no por ser invisibles dejan
de verse, todo lo contrario, son mas poderosas
aùn cuando encierran entre fantasmas su mirada.
Y en esas dinastìas nuestra soledad deja de ver
como surgen los brazaletes del dìa en la hojarasca
-los cipreses ya han caido- y nosotros nos acercamos
para entrever en sus cenizas, què clase de adviento
es el que nos toca para cerrar los colores o ser
como ellos entre las rafagàs que ignorando la
naturaleza del adjetivo en la tierra, corren, corren
infinitamente como azules insomnios en la arena.






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