lunes, 3 de noviembre de 2014
Aproximaciòn a la Magia
El mar duerme.
Algo como el polen se destaca en èl
como un suave viajero de pisos
y hondonadas.
Tiene un santuario como aquellos que
llevan la experiencia de las dagas.
El mar duerme y sus capitulos
no son originales como la maldiciòn de
una piedra en una herida, ni
el torpor de la pìel
enlazada a una
cadena o los acertijos de espuma
aprendiendo a desatarse de
la magia.
El mar sueña, febrilmente
como la inteligencia de las dunas
en los ofertorios. Es volatil
como inubicable respiro
de niebla o respiraciòn
del olmo basando su
inspiraciòn en otros ejes. En
otra magia.
Y nosotros decimos magia con
falta de edificaciòn y apariencia; la
escribimos con esa agitaciòn que tiene
la disciplina a traves de las
boyas y los cabos cuando
sus raices buscan el
oceano para
sellar entre acuaticas xilografìas
el acto del zaguan y la madera,
la cartomancia del sol en un
gitano; el vibrar del eco
y allegado a ese sino
una especulaciòn
de cebras que duermen en
los prologos
de los àrboles.
Sedadas infinitamente por
hojarascas.
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