jueves, 1 de mayo de 2014
Interpretaciones del Nombre en un Màstil
Tienes que encontrar una palabra que te pertenezca
porque el lenguaje no perdona.
Si toma un alma es para llegar a una oraciòn, errante
en todos los sentidos, una sentencia llena
de verdugos.
Y si asumiste el texto como existencia anda pensando en
la burbuja, el pensamiento, el hilo de la calle.
Si dejaste que el riesgo dejara la vida para que asentara
su espìritu en el lenguaje, eso no necesariamente
te llevarà a un poema. Puede llevarte al
suicidio. Puede llevarte a un cometa.
Si llegas al poema anda pensando en què has de decirle
cuando ya no puedas decir nada.
Y si por esas cosas del absoluto la palabra deja que
sus sonidos se conviertan en forma en tu vida,
anda pensando tambièn còmo alimentaras
ese texto. Anda buscando los lugares donde podrà
descansar, donde podrà reir, los lugares en cuyo cabalismo
sientas no escribirà para nadie. Lo ùltimo acontece
al quedarte al final de todos los caminos
con el nombre.
Tienes que hallar a ese pàjaro en el instante mismo
que se convierte en reflexiòn.
Mira a ese pàjaro y tal reflexiòn mas a menudo, porque
el hecho es que no sabemos si despuès de esta vida nos
encontraremos con ellos nuevamente.
Descuelga un himno, toca un murcielago, bebe de las
radas sin tener que dar vueltas al mundo.
Nunca dejes que la reflexiòn sea la distancia de
un reflejo.
Invocala y a veces muestrale el camino de lo terrible
porque ella encontrarà sus demonios.
Despierta silenciosamente en el ruido.
Vive con la paciencia de los overoles.
De los elementos que por coincidencia no tocan
siempre el agua, arranca su sed. No hay nada
mas luminoso.
Tienes que hallar un lenguaje que tenga por espìritu
a las hogueras y tambièn las cupulas.
Medita en las tribunas, sueña con toldos.
Abre un capitulo, describe la sal sin colores.
Toma el angelus del ladrido en la mecànica
del barro.
El buque al esquivar la aurora.
Camina a lo instantaneo.
Pero escencialmente ve a una palabra.
Encuentra el lenguaje por el cual percibiste
que debìas arrancarla de si misma.
Ninguna palabra en el texto nos perdona.
Guillermo Paredes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario