lunes, 12 de mayo de 2014
Lo que Anidas Corazón
Pequeños moluscos, -nihilismos-, graves,
giratorios y al final del relatar una criatura
con prerrogativas de puma entre veranos
de hematomas desconocidos. Curvas de
expediciones al aire, tomando
esporas de indecisos fresnos
donde la tormenta bebía hambres de espigas.
Nubarrones en el siglo V del egeo
con luces jónicas en las mandibulas
separanse de las palabras. Eso trae el
vilo ahora que febrilmente una respuesta
atraviesa el amanecer con un puñal y rosaureo
el calabozo y serpentina junto a la linea original
del vortice, despierta un omoplato.
Ante ello descubrimos una inedita ciudad
en las grevas, en ese ayer anclado por el universo
donde aún respiramos inclinados en las branquias
como enciclopedicos astros.
Llegan inclitos arreboles de aguilas
donde el hemisferio deja lo implicito
rondando inutiles paises,
en tanto un zodiaco de prosa recorre los minerales,
angustiado en la cita del zaguan
y epistolarios con un
feudo.
Vertedero donde la silueta es piramidal en
su recreo con una ley desnudándose
en superficies
de azúcar
igual al graznido -secretamente- en las
cúpulas del árbol.
En las cúpulas.
Porque la madera llega a creer que es una
torre.
Y en su corazón anidan sólo las piedras.
Guillermo Paredes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario