La palabra sangrando firmemente en la voz no
es la misma. Los centimetros que la separaban
ayer de la vida, hoy la separan de sus entrañas.
Nosotros pensamos en un horizonte que
no deje de ser el nuestro, que hable y sea capaz
en su escritura de pronunciar el singular de un corazòn
tal y como lo hace la existencia. Y que tal singular
muestre la dramatizaciòn sin afectaciòn alguna,
como lo hace un ejemplo sobre determinada
cosa.
Es la ùnica forma en que su mundo
- ese mundo tan egoista e individual-
nos pertenezca.
palabra -que no le pertenece- sangrando
firmemente en esa voz.
Guillermo Paredes
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