jueves, 22 de mayo de 2014

El Traficante de la Palabra






A las figuras con altas vibraciones de lechuzas.
A los barcos quemàndose en los puertos. -Esos que 
apagamos nunca-En los valles humedecidos por
la brisa que llega de los vientres.
A las linternas y fogatas o un expreso
con clanes de misticismo.

A las plagas o el elastico en los cuadernos que
unimos por sì -llegado el dìa- la soledad nos encuentra y en
acuerdo con ello hacemos tratos con sus palabras
como los que hacen los traficantes
esos donde la ùnica
garantìa para cumplirlos es la vida.

- Asi llegamos al trato con nuestras palabras-

A las superficies con extrañas emociones
de mi vida.

En la poetica de la obra y el tripulante, 
mercenario de las aguas y contenidos,
boca sudorosa que sigue sobre las murallas
sosteniendo cuadros de sombras proyectadas 
por una letra o el incendio; otro electrico 
incendio de focas e interpretaciones 
por donde el mundo intenta vanamente 
suspenderse en  una aguja.

Cuando sabido es que ello sòlo lo consiguen
los hilos.





Guillermo Paredes 

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