miércoles, 14 de mayo de 2014
Requien a la Divinidad
Sì, el cerquillo del dado morando en la harina
con el concepto de que dios guarda siempre
una carta en sus labios: Hoy sabemos que
era el lenguaje.
Poemas de savia y parapetos. Ves personajes
que atraviesan las veredas. Diferencias nuevamente
el pretoriano de algùn errante protopito. Ya sabes
còmo encontrar tus propias cadenas.
Pero aùn en esos casos no serà facil reconocerse.
Encarnarte o ser encarnado en una intriga.
Reclamarle a la divinidad el derecho a las autopsias
que iguales al latido, brotan a cada momento en
las hojas.
Y entonces debes volver al uso y deshuso del peòn.
A la yema completa del roce.
A la sombra que acompañò tu espìritu en una de esas
tantas siglas. Y viendo el pàramo, pronuncias en una mantica
que este brillo puede ser màs solido aùn que aquel
que recuestan por la noche las constrelaciones
en el hemisferio y tomas tu batalla de la hiedra.
Tomas tu lexico, cansado ya de su tufo de vena.
Y solitario entre grandes imprecaciosnes
de peines.
Lo guìas a una combustiòn de falanges y de tornasoles.
Guillermo Paredes
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