martes, 13 de mayo de 2014

Sobre la Equitaciòn








Ella pensaba oniricamente como las redes de
un bastiòn.

Dominò la percepciòn del poema en las
medusas.

Te dijo adios llena de mariposas borrachas en
su garganta.

Llevò la cabeza de aquella medusa entre ministros
y saqueadores.

Artistica, solìa recuperarse en la gimnasia de
la libelula.

O el campo matriz de su lenguaje era descollante
panaderìa de agujas y otomanos.

El la oyò en silencio al salir de los pavimentos
con asuntos de nieblas.

Con burocracias que resisten mucho tiempo el lado
artero del pergamino.

O las verosimiles cavernas de un match disputando
cisternas a una alegorìa.

Se hizo lùdico en los veranos del payaso junto a una
galerìa de equitaciones.

O el soplo de una temporada escribìa en sus cejas
con poemarios de placenta.

Como liquidos sinoviales de extraordinarios enfermos
entre los ejes, virò.

Fue noticia del regueros en un semaforo con cuidadosas
entregas de frìo.

Donde las granizadas revelaron al traer maldiciònes
de invierno. 

Ella subiò a las escolleras para recibir tormentas.

El la siguiò perpendicularmente hasta dormir como
un cuadro.

Ambos se unieron como un hongo en las praderas 
de los vicios.

Donde igual que ayer, volvieron a escarapelarse los
escepticos.



Guillermo Paredes

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