miércoles, 14 de mayo de 2014
Tropeles
Se suele creer en un trance como la mìstica de
una amapola. Luego el origen del tulipan bebe
de las lilas y en consecuencia desordenase la
formaciòn visionaria que deberìa tener la proa
de ese marinero que lanza druidas de manera
primitiva hacia el sueño. Tambièn ignoramos
las arpas donde algunos manantiales hierven
entre sonidos melindrosos. El atado extraño de
los paquidermos resolviendo problemas con
las hienas. Una cosa, el dìa del cual hablamos
despidiò una cabala, el dìa forzò horizontes
entre los cuales no iba a caber ni el ojo, ni el
alfiler o digamos la aguja derrotada del desierto.
Todo lo contrario, siniestras siguen a los periplos
cabalgaduras que tiemblan o decapitan a la
sombra de los estrabismos ese dulce de coral,
ese filo de pegamentos juntandose en una babosa
o las cartas de vidrio empujadas en lides de
prados con acuarios donde la arena deja caer
la ultima pisada de la marea. Una que muere
bendecida por el brillo de una estrella a lo lejos.
Guillermo Paredes
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