domingo, 18 de mayo de 2014
Un Poema
Aquel poema camino del embarcadero.
El tribunal y la evanescencia de expresos
apuntalando notas verbales. Idolos expedicionarios.
Aquí la ostra, la parafrasis del mercenario, la estela con
la voluntad del fogón y del ristre. El daguerrotipo muy cerca
del camello y bajo ello, la mención al corazón
desde un espíritu de avellanas.
Habías pisado dialécticas
Te habías concentrado en el poema de la fiebre.
Marchabas en la identidad del tren
cuando terminan y empiezan
los peces.
Aquel poema que escribía aprendiendo a beber
en si mismo.
Dioses, el sentido lirico de los estuarios.
El ballenero tensado a lo lejos por el fulgor del oceano
y una proa sumergiendo una parte de ella
en las aguas. Allí el mar
ofrecía una visión.
Hasta allí llegó ese aquel poema llevado por
un marinero.
Solido el tiempo sin autobuses.
La inocencia de la herida sin angeles es el
carbón nuevamente del arbol, interceptado
por negras cartografías en el pico.
Descendientes hoy de logisticas y buitres
como un carabinero escarlata ebrio de ladrillos.
Descendientes
de botas tejidas por la espuma
para que sólo puedan vivir
en las crestas.
E igual a aquel poemacada hombre desde la orilla
sueñe inutilmente las
suyas.
Guillermo Paredes
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