lunes, 19 de mayo de 2014

La Linea y las Metàforas del Horizonte






Era un punto.
El lenguaje no tuvo que ir demasiado lejos
entre sì, para interrogarlo.
No sabìamos porquè.
Nosotros que creìamos en los galgos y derramabamos
nuestras vidas afirmando
que la lluvia y apostoles eran todo.
Que no habìa nada mas.
Nosotros que juntamos el ozono y enumerabamos
sus ciudades como lo harìa una
reliquia, volvìamos a 
la noesis.
Una encerrada en el punto.

Habìa dejado muchos poemas sobre la nieve.
Atestado de pinos, alimentaba a los
arbustos de huesos y procesos
con las lineas.
Y hasta donde sabìamos la linea seguìa buscando
el horizonte. Pero ambos construìan asfaltos
eran capacez a veces de reproducir 
un poema, de dirigir el transito
cuando no habìan
màstiles.

Yo pensaba en el punto ya que el horizonte para
llegar a èl necesita pocas cosas.
Un brazo de cobre.
Una silaba hermeneutica.

Para mì era necesario algo màs.
Un diàlogo que acaba su vida en el movimiento.
Una torre de citaras.
Un templo oscuro como la carne entre
mandiles y overoles de hierba.
Una sombra menos fugaz que lo
desconocido.

De ahora en adelante. La vertical
- ya que no hablamos de ella-
se dedicarà  a esperarlos.

Guillermo Paredes



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