sábado, 31 de mayo de 2014

Rigor de Travesaños








Esta ciudad del sentido.
Un semidios sin partituras.
-como una tendencia a los travesaños-
Un olimpo de particulas donde los meandros
se despiden a lo lejos de ensenadas
y los archipielagos son santabarbaras
que escriben algo sin puñales
de carne entre ciegos. Esta ciudad. Ese
semidios en ella entregado a las
cartas y menesterosos dìas 
de hoplitas cabalgando 
por el sueño que
posee cada silueta
de la linea en ellas, cada punto y el trafico
que no era letal de los cabellos
en una caricia, ese trafico que llevò a algunos
a la muerte y a otros a presuponer un dìa: logistico
siempre, lirio y tallo de escala despedazada,
poetica de las grandes imensidades
sin curiosidades que no dirigan
el alma o los proyectos
de algunos u otros entre las cavernas
y en esa inspiraciòn de escamas
y fetiches, en esa frontal
direcciòn del tabu y 
los amuletos
o los presupuestos de acero, desvaneciendo
sus mirras entre morteros donde la
savia es polvora para
seguir viviendo y estalla sobre chimeneas
donde la existencia toma
proporciones 
de este mayo sin regiones, ni cancerberos
al lado del alabastro, citando en sus
paginas de fuego los presagios
de la mucosa
transformada por criaturas de fosforo
en ladinos pretorianos; vericuetos
que arden en canciones
de huesos
donde toda astrologìa de dioses y hombres
acaba.





Guillermo Paredes


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