domingo, 18 de mayo de 2014

Tectònico







Todavìa.

Ni son necesarios los techos ni los
funiculares para llegar.

Tampoco los trenes ni los mensajes inalambricos
a travès de los rieles. Hecho por el cual
comprenderàs que no sòlo estaban
acostumbrados al peso y el
movimiento de la vida.

Ni las ilustraciones o babosas de barro
con una almeja en el reloj acompasada por faroles.

Ni la borealidad que desvanecimos en 
los cartones.

Junto a los dragones cuando las superficies
eran de olivo.

Reconoceremos las particulas y en ellas
el sacrificio del àtomo al intentar
traducir otro mundo.

Una contusiòn.

Una pared de claveles.

Un vagon de abedules.

Allì es tectònico el hito de la maya.

La volea que extiende la melodìa del cedro
a la percusiòn.

Los travesaños de poesìa sin estrofa o con 
ella.

Todavìa.

Antes que continuen mis huellas.

Disedminadas y entre aparatosas caidas.

Sin otro universo que aquel que encierra
su puñal en un texto.

Guillermo Paredes 

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