escribirìa sobre agujas màs largas.
Tampoco correrìa maratones con una
tortuga.
No encenderìa antorchas, no irìa
tras atomos.
Dejarìa de insistir en la existencia
intentandola convencer de que en la vida
las penumbras son todo.
Una penumbra que actuara.
Que matizara e interrogara por el amor
entre espejos.
Si algo aconteciera las moscas tendrìan
que cavar para poder alimentarse de
este cuerpo.
Ya no tendrìa bolsillos.
Terminarìa conformandome con
la poesìa que dejè de leer y
con el hecho aquì o allà
de un telegrama o un hocico.
No me sentarìa en los parques, ni juntarìa
mis manos en un solo puño en mi frente, intentando
hacerle creer al pensamiento que
vivo pensando.
No tendrìa proyectos, porque jamàs los tuve. No se
puede tener algo que jamàs elaboramos.
Si algo llegara a suceder
tendrìa que entrenarme en otro tipo
de vida con las cosas debajo de la tierra.
Le pedirìa perdòn a la duda por haber
vivido perpetuamente en ella.
Sin que mi espiritu jamàs fuera capaz
de desprender una sola
afirmaciòn de su
existencia.
Guillermo Paredes
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