martes, 27 de mayo de 2014

El Pubis de Orfeo






Hoy la direcciòn es un alfil de dorados pilares.
La trayectoria, un verso, entre el confuso ayer
y hoy de piedra, donde saludabamos al arroyo
mientras detectabamos un olmo. El cipres 
era inaudito. El canto en sus silabas aùn 
visionaba tradiciones de Orfeo en el
pubis, por lo demàs representabamos
un craneo de toda forma, porque
no nos pertenecìa.

Hoy el mar que vemos es una proyecciòn
del nicho cuando enumera sus
ataudes.

Y camina un extraño perfil. Un juicio de
patios dirigiendose a un mundo 
sin cromosomas.

Està la perspectiva lunar con grandes
exegesis donde se baten 
cabelleras.

El mar, ese mar que deletreo instintivamente
con mi metabolismo de curva, con el 
polen roto de la alquimia
incinerando contenidos con grandes llamas
donde el hecho descubre en el vaiven
del tigre
su ùnica caracola.

Hoy toda direcciòn que pueda tomar està
de luto.

Pero eso es natural para un hombre que 
no se alimenta de juicios.

Y sueña entre hogueras.




Guillermo Paredes

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