miércoles, 29 de junio de 2016
Retrato de una Imagen
Està compuesta de un reloj con una sacudida de hierba.
De un desierro con plasmas hechas de mandibulas.
De una brùjula quimerica entre los asteriscos y los
jardines donde marchan a los horizontes los rehenes.
Se ciñe a los elementos con sustancias vacìas de caos
que sueña por lo general durante èpocas de elasticidad o
de vacìo.
Camina posesionada de ninguna luz de anilina
ni edipicas parsimonias con que retratan los cabellos, en
la sagrada angustia de las antonomias.
-transfiguradas en una mesa-
Observa perihelios con luminosas conciencias subliminales
de rasgueo, donde se baten talismanes con
procesiones de tallos o nervaduras que respiran dirigiendose
hacia los umbrales de un casco
amarrado a la sed o el pulmòn que separa
una boina del camino
para transformarla en herradura o un en enigmatico morral
de sirtes.
Totalmente cohesionada por las uvas de una plaza donde
las barajas del sol parecen abrir sus parpados ante la luna.
Abierta a los maleficios de un peine con una serpiente emplumada
frente a lo divino, enumera las procesiones de las venas antes de
llegar al progreso o quedar cautiva de esas tradiciones que
recogen de noche las amapolas de los parques
situadas màs allà de los mundos.
Abierta a los periscopios
que deambulan con un perro y la saliva de la calle
o sus siluetas, termina de destruir los espejos
que quedaron como restos escarlatas
de los perdigones, asumiendo las solitarias rendijas de
pavimentos, donde las
mariposas crecen entre subsuelos e identidades magneticas
de polen.
Llevando oxigenos e higados hacia una gasa de marionetas
toma los naufragios y los rescates de un navìo que inclina su espìritu
hacia una alameda, donde los cauces del sueño muestran
una oraciòn pluricelular y deforme
bañada por el muelle o el helio de las primeras antorchas
donde estàn grabadas por lo general
las metaforas y las algas de
las percusiones.
Està compuesta de barcos, que llevan tambièn una sacudida
mientras los labios corresponden a la sangre de una
profecìa, arrancada a las entrañas de los semicirculos.
Oscura como una frontera de desencantos o reminiscencias
que llegan como una mimesis.
De las cuales parecen recoger sus sombras los adioses.
O las campanas humedas de poèticas idolatrìas.
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