lunes, 6 de junio de 2016

Los Procesos de los Astros







El dìa es claro e ideal como para ascender
a una idea, oscilando en las ramas.
Contenidos de sol en los hisopos son manantiales
y a la derecha del oceano
hay una orilla con conchas de eter, que los ejes
no dejan de memorizar.

Nacen los vilos como un fulgor de pendulos.
Juega el barro en una cabellera de lipidos.
Se manifiestan entre estelas de sienes aquello
que llenaba de arena las cartas 
junto a un orificio donde centrabase el voceo
de una espeleologìa entre
ruidosos adornos.
Rotaban los planos como si escribiera en un 
liceo de lampos, masticado por 
un juguete.

El dìa es claro e ideal. Las sombras delinean 
el horizonte formando una linea que 
ya conocìa y sin embargo sigue perteneciendo
al platino donde los desiertos humedecen
otra clase de precedentes, otros pronosticos.

Llego de la humareda nuevamente.
Llego del ciclo de las bovedas sedadas por auras
y lingotes.
Eso es natural para el pavor y aunque aquì, ya
deberìa haber determinado el rol de
mis entrañas junto a la boca
o el nacimiento de un perdigòn en las mascaras
de la luna, sòlo puedo afirmar la existencia de
una herradura, la cuchara y el algodòn en la sal.

El dìa es claro pero no como la existencia del humo
ni la naturaleza de los frailes.
Tampoco semejante a la mecha en una brisa 
donde los patios vuelven a ensortijarse
con nombres de violines
Mucho menos como el aire que recoge los
anillos de una casa
donde se agita el interior de una hoja.

Un interior que vì cruzar el hemisferio en este
amanecer.

Donde se convertìan intuitivamente en cenizas.

Todos los procesos de los astros.






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