sábado, 18 de junio de 2016
Semejanza con la Realidad
Por algunas cosas y por otras me encuentro en el lenguaje.
No diré que es azul o es un conjunto de llegadas desde las
cuales se contemplan espirales o el mar es una gota. No lo
diré de otra manera. Eso a una luz o una sombra no le
importan. Yo no soy ninguna de ambas cosas.
A qué otras cosas dejan de importar este día ese
encuentro...
A qué otras cosas pueden importar ese día...
A qué otras cosas, mientras mi epistemología tiene la imagen
de un sedimento con reencarnaciones
o liquidas escolleras de cuchillos.
Eso es algo que tampoco sé.
A lo que haga con el mismo puede ser una de ellas. Yo
pensaba al salir de mi casa en un parque lleno de
pensamientos que se cruzaban
con el polen y las flores. Yo salí de
mi casa -un poco motivado, diré- por las costillas que la
luna había dejado en los suelos de mi cocina.
Por el único ladrido que me dirigía a ella.
Por los insultos en una corona, siempre bajo el
desasimiento.
En ese desayuno con un ser mitologico sentado desde hace
siglos en mi mesa, totalmente ambar y con problemas
rituales de helio. Yo pensaba en su mirada
de hidrogeno donde el lenguaje
procesaba nombres
antiguos como lo milenario o la estrella sujetada
por la piel en el fosforo.
Por algunas cosas me encuentro en el lenguaje.
Por otras no he llegado a las palabras y la vida. De noche
cuando los navíos cantan sé que las melodías recogen
represalias y espejos de eslabones y sé también
que los transeuntes no son tan peatones como parecen
si hincamos con una aguja sus brazos
o las cortinas por donde sus alientos van a encontrarse
con el sueño este día.
Con el sueño.
No con aquello que inutilmente se asemeja a la realidad.
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