martes, 7 de junio de 2016
Metafìsica
He caminado a mi oido construido por aletas
de peces, donde vagan flautas cientificas sobre
los regueros.
He marcado el agua con una especie de entraña
no porque la soledad sea indòmita, ni porque los
cuchillos inundan las veredas en mediodìas
de acacias donde se humedecen extraños
juramentos.
Pareciera que hubiera buscado la felicidad dentro
de un puerto, donde los leones se marchitan
y hay agujas que son iguales que campanas
entre los nidos de musgo
donde sueña o se bate la inteligencia.
He caminado a un mundo vacìo, sin señores.
Con la presencia de una carta y el recorrido
que llevan las palomas antes de respirar
entre esquirlas y
organismos de cera.
Y en aquellos organismos una calle.
Un brillo biologico donde los lampos son
semejantes a los virreyes; todos esteralizados
por fosforos y oceanos en una colonia,
metropolitana y ojerosa, como
un tronco.
He señalado el cauce de los parpados por la luna.
La situaciòn del manantial recogiendo neumàticos.
La teorìa de la luz en la escarcha.
Por el destello y no porque tenga relaciòn con
los bosques. En los bosques los lobos aprenden lo que
es azul para buscar aquello que emana una y otra
vez en la experiencia.
Donde un dirigible de eter camina igual que ayer
hacia la metafìsica.
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