jueves, 16 de junio de 2016
El Nido
Aùn es temprano.
Un aparato ha fijado su rumbo en el aceite y la niebla
sigue devorando las cenizas del alba. Aùn no
es la tarde, ni los caracoles del mediodìa
besan una boca, pero hay una extraña imagen en
el fondo de un arbusto donde lo hacen.
Ello es una canciòn secreta en aquello que es
temprano donde se halla el esoterismo de un ave.
Tal esoterismo se basa
en un nido edificado muy cerca de
la tierra, junto a las raices de un tronco. No es
lugar ideal para contruir un nido. Pero eso parece
no importarle al ave.
Yo miro. Quisiera decir algunas palabras al ave
sobre ello, pero serìa irrelevante.
Esta mañana el ave construye su nido muy cerca
de las raices en un àrbol. Ello no serìa una canciòn secreta
a no ser por el esoterismo que constituye
ese acto. Es un acto que puede ser tambièn irracional.
Totalmente alejado de los rigores que equilibran
la naturaleza. Segùn ese equilibrio, ese nido
deberìa estar en las ramas. Allà en el sonido inmovil
de los gorjeos que son infinitos. Es decir,
que viven a perpetuidad entre los limites.
Aùn es temprano. He abandonado mi casa, que
tambièn existe como una manada en algùn lugar de
si misma.
He dejado atras todos los sonidos en ella que
constituyen la carne y los huesos.
He visto el crucigrama del volcan formando un
hoyo.
Cerca, muy cerca de donde se construye un nido.
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