sábado, 4 de junio de 2016

Alfileres





Porquè no.

Porquè no la niebla y la cigarra en un
coro que derrite los àrboles. Bajo un mundo
de porcelana que los desiertos describen a
babor, en una galaxia de transversalmente
los patios.

Porquè no la dimensiòn, donde las constelaciones
arrancan a diario sus estrellas, para no ser parte de
la misma. Porquè no el conjunto de los siglos
en una medalla compartida por el acido en los
almenares donde duerme -probablemente-
el tiempo.

Pero, serà realmente el tiempo?
Còmo podrìa vivir entre el acido de los almenares?

Porquè no los siglos de las escafandras y los lustros
donde se extinguen las sonatas junto a vellocinos
que -a veces- logran ser diametros.

Porquè no las longitudes antes de escarbar en la
cultura de un parque llena de medias.

Porquè.
Porquè la estrella y la razòn tomando una galera de la 
espuma, justo en el momento de la llegada del lenguaje
con una camisa roja y una marejada.

Porquè no el clavo de arena en el craneo
de un hemisferio y paralelamente en las helices
el regalo de vidrio de una amapola.

Pero...

Porquè no.
Porquè no la ceremonia y el reptil en una pàgina.
La ruleta de nitrògeno jugando en los frisos de la nieve, donde
algunas luces son poèticas como las nebulosas en
las cuales asienta un daguerrotipo
el vacìo de una colonia
o el mensaje de hidrocarburos que dejan en las puertas
la saliva de un cefiro mediterraneo.

Donde ya exhaustos, esperan
la llegada del mar, los alfileres.







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