domingo, 10 de julio de 2016

Mitología de las Casas







Algunas mitologías viven en el interior de estas 
casas.
Alguna figura limitada por contradicciones.
Por estadios boreales -estéticos.
Por existencias marcadas por los lirios donde
el cetro de todo rinocerontes sigue siendo
purpura.

Es una mitologia donde las emociones
liberan una economía del plan ambidiestro de
los pumas en el interior del polen.

Se encuentra también en los encajes. En los solsticios
embarrados de
paises y armarios junto a las urnas.

Entre los continentes
posesionados de las lluvias con grandes arcos
de imaginación, para oir entre los objetos
agitandos por la realidad.

Grandes cabezas donde las humaredas 
respiran ese conocimiento dejado por los yelmos
en una pelicula de eter. En un salmo penetrado por 
un estrabismo y las entrañas que abrazan
lo que queda de la tierra en
un silogismo de polvo. En una incrustación de 
nieve, donde la dialectica dobla un aire
de hambre
extasiado por un nombre amarillo en los cometas.

En los silbidos del invierno en los parques
cuando descubrimos pasajes de adrenalina entre
la psicodelia de un halo, convocado por las
constelaciones de un significado en 
las agujas. 

-sobre todo en ellas-

En los termometros por donde tambien bajan los
alfileres con su historia de brea,
donde los pavimentos son esculturales como los río
de una libelula con poses de arco iris
lunares y arcologicos.

Algunas mitologías están posesionadas de esta casa.
No son solamente un rito que toma la experiencia de los
soplos y tenedores.
No es sólo un conjunto de plagas de las cuales huyeron 
los grillos
hacia una noche enterrada, sumergida
entre las alcantarillas de un oboe,
cimentado por arpas comerciales y rieles
que llegan por el atadecer a las
escotillas,
a los audifonos donde las performances del agua
son para el juicio de los cachorros.

Una mitología que borra a cada instante sus
sistemas.

Y camina a una ciencia bañada de arañas.

Bajo un juicio semidormido de helices.







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