martes, 5 de julio de 2016

El Oxigeno en la Orilla







Como un rìo que se acerca lleno de lupas.
Igual a ese interior donde crecen los tramos con
una ceremonia de pupilas.
En el parpado que ha objetado mas de una vez
en sus poros
el silencio de una vida con eslabones 
donde crece la lluvia,
tomando el hecho de las constelaciones,
el evento de la libertad cuando es mas o menos
semejante a un circulo
o el crepusculo de una ciudad, en el momento que
recoge sus medulas.

Igual a una flauta.
En los horoscopos de una orilla donde sueñan o
duermen las siluetas, amparadas en un
rigor de amapolas parecidas
a las que se aguardan, cuando las ventanas alientan
pajaros de vidrio -un verdugo
es azul en cada uno de ellos-
embarcandose hacia hemisferios donde los prismas
son conquistados entre 
espectros, que oprimen fondos boreales 
en sus zodiacos.

Como un rìo o unos angulos para que por
el dìa los animales busquen sus oràculos entre
escarpines y dragaminas.

-deben ser animales que llegan al final del dìa
con un boceto de bolicheras en sus iris-

Como un rìo de sufijos que se parecen a un violìn
o una estela de sueños que vuelven a 
reencarnarse en los mitos.

Entre valles y relieves por donde 
una hoja atraviesa el desencanto o la poesìa
de un fantasma que rota
entre los girasoles donde un elixir se compone
de racimos. Todos elaborados en 
una boveda por los epiteleos.

Como un manantial que describe el oxigeno
sentado en sus orillas o las urnas de hidrogeno que
fabrican los pelicanos con campanas atadas a 
la plastilina que duerme en los hilos
de los muelles.

En las corrientes donde se tensan diariamente
los himnos de los alfileres.

Dotados de hipodromos o cabelleras llenas de
alambradas.

Todas recogiendo escamas de las bolsas de 
agua arrojadas a la tierra.








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