sábado, 2 de julio de 2016

Los Barcos






Los barcos han empezado su viaje esta tarde.
Algunos lo hicieron atados a violines.
Otros buscaron en las olas las
medusas. Seguidamente un
relàmpago intentò detener una
emanaciòn de las
eufonìas.

Los barcos han empezado su viaje esta tarde
y lo hicieron atados a todo. Los objetos conocìan de
ello y salieron a las jaulas a proponer a los
animales la huida de los zoologicos.

Por lo demàs habìa una cultura de animales que
iba revolucionando las esporas y tambièn la logica astral
en las escamas, llenas de policìas y hoyos.

Pero yo pensè en el sueño de los minerales.
En el universo de las agujas cuando invaden los tropos
y los simulacros se abren en un diente de leche
oprimido por encìas de polvo donde
fue desfigurada una sonrisa, un mensaje
de escencias cuyo destino semejaba ser
un elemento, una historia de yodo,
algo legendario quizà entre la idea que desciende
de la herida, con un promontorio
de escarcha.

Los barcos.
Su viaje. 
El tiempo en ellos con un corazòn de latidos 
pequeños. Llevando paràdojas e ironìas en los
escritos de sus laboratorios. En sus semidioses que
llegan a una casa y lo primero que buscan es 
una cocina para conocer el aceite.
La silueta del jabòn o del trigo.
La paciencia del bucle que
duerme en un sillòn de
plumas 
empinandose -aùn- sobre el conocimiento.
Sobre la velocidad y las runas.

Y sobre aquello que a espaldas de los barcos queda
como otro horizonte.

Un azulado horizonte para nadie.









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