miércoles, 10 de febrero de 2016

Solsticio de un Rumiante






Hace no mucho vì un animal en la hierba.
Se oprimìa contra el follaje.
Llenaba de atun alguna de sus palabras.
Las mismas tenìan la forma de una bolsa.

La palabra no necesita de atun eso es
evidente. De por si es astrologia 
de peces desplazandose en las ramas de 
los espigones.

Pero hace no tanto vi un animal procedente
de la imaginaciòn.

-en complicidad con la imaginaciòn-

Era a la vez uno creado por la lucidez y los
espigones.
Formado por madejas de plata, tejìa.

Inducido por armonìas sin nombres, cultivaba
a la deriva equinoccios. Es decir nombres
de astros cuya sombra anhela el canto de
solsticios.

De los rumiantes. De las habitaciones
donde yerran los puntos cardinales de la 
tierra con misticos àrboles. Con embajadores
en un alfiler, enhebrando una cruz en los 
mentones.

Hace no mucho entre folletos explicando
las causas o la vida de una existencia 
columpiandose en una saeta.

Yo pensaba que era una silueta con
un entendimiento lleno de barcos.

De seres que tocan la hierba de una idea
en ellas.

Como si esa hierba fuera un solo 
pensamiento.










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