martes, 23 de febrero de 2016
El Gameto Lila
Sin embargo las formas se arrastran y luego pertenecen
al poema. El mismo sacude una muralla donde nunca
pensariamos que sucedería. Luego crecen los agujeros
para que allí duerma un barco.
Yo no puedo responder por el barco. Puedo pensarlo, lo
cual no es originalidad alguna. La originalidad se
encuentra al final del pensamiento. Cuando las formas
llegan en silencio. Y la imaginación toma algunos
bordes del pensamiento para volver a los pasos,
a la paciencia con que tejemos una huella. La nuestra
sólo a veces oye un hilo. La nuestra muere debajo de
los árboles buscando latitudes y nidos en la naturaleza.
Yo respondo sólo por las bicicletas que carcomen
por la noche los circulos dejados por las catalinas.
Esa -en lo personal- parece una obra absurda y
sobrehumana. Asi es.
Entonces nos encontramos con la definición de las anclas
en nuestros oidos. El pétalo que lleva la flor es magnetico
y detiene no sólo feromonas y polen, también lo hace
con las alas de bronce de una abeja. Yo nunca vi un
ala de bronce.
Dictado de lumbres y masas junto a la escritura de un
obrero, donde las sociedades detienen las civilizaciones
en un gesto de hambre, donde se citan extrañamente
las evoluciones, las circunferencias, el gameto lila
en el corazón de la saliva.Sin embargo el día escribe,
palido como la silueta de una efigie en los parques
cuando los frutos dejan de madurar junto a una
pantera.
Y la pantera cuando llegamos al parque por la noche
nos pide una palabra.
Para abrir el corazón de los frutos.
Para que al menos una de sus atomos despierten.
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