miércoles, 17 de febrero de 2016
Poema
La edad del florecimiento en tus cabellos
guardaba la línea que temprano los equinoccios
dejaron junto a una luz emplumada.
Pensamientos de aire en una avenida.
Cantos de sortijas que enredabanse en la nieve.
Molinos a través de esa luz incomparable en los truenos,
alguien la persiguió por los circulos, uno de esos circulos
era la noche anudando extraños martillos
al verbo.
Frases de cometas inventados por las cúpulas de
una brisa. La semiluna donde el pavor y el instinto
dejaban un telegrama de lluvia para que llegaras,
para que algo en tus tijeras nos reconozca y la
piel fuera como ese verso empujado al acantilado
con vaticinios marítimos.
La edad que no alcanzó el pensamiento desde
las aguas amarillas. Que contemplò el frío con desconcierto
y soportó los desiertos de hollìn en las silabas.
Esas silabas hundiendose en un regazo.
Juntando manantiales por la noche hasta crear
un mar.
Y desde secretas colinas arrojarlo a los oceanos.
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