sábado, 6 de febrero de 2016

Poema






Luz de barro.
Sobre la consistencia de una manzana hecha
de agua.
Sobre una idea de hierba cerca del àrbol que
medita.

Sobre ese àrbol la nieve de un invierno.
La cintura del alabastro soltada entre los espigones
por un violìn de espuma.
El manto de opalo colgado por un tren de cera.

Carbones con elencos de utopìas
entre las grevas de sus medulas, empujadas hacia
el sur por los platanos.

Cavidad de manantiales donde cabìan los
osos y multiplicabanse los eslabones hasta llegar
a una cresta con un sol que espigabase
en los alambres.

Advenimientos de superficies en la otra imagen
del poema donde se inscriben los truenos.

-hablamos de su sombra-

Truenos de polen. Llamaradas que desde
un pabellòn esmeralda explican algùn racimo en
el corazòn. 

Son cabelleras que dejaron el encantamiento
entre inscripciones de ballestas y marginales ecos
llegando desde una mesa de limones.

De espejos dorados como el violeta en los
presagios de las reencarnaciones.

Son mundos que pasan entre la inteligencia 
quebrando voces de fantasmas y jinetes.

Llevando sòlo un conocimiento:

Todas se desprenden desde ese navìo donde
cada dìa sumergense tanteos o posibilidades en
una palabra.













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