sábado, 27 de febrero de 2016
Los Circulos al Redondearse
El sol se ha ido. Huele a leprosario que
es innumerable. A cabellera que es
un pensamiento del arte en el poema. A empresa
de peninsula en algun punto de esas
caravanas, donde empieza el
sonido. Barcos al pie de
la espuma.
Fascinantes oceanos redondeados
por los circulos de un planeta
buscando la clarividencia
de un amuleto aùn insomne en
el lampo
donde los juguetes se convierten
en hiedra.
El sol. Su rendimiento es el paraje de
una ley donde giran las particulas e
iguales a los halos
vibran como estandartes de flores
y meridianos
azulando de fuego sus cortezas.
Ramplas de febrero como una escama
en el pecho. Metabolismo de
pulsos a travès de la llama
donde el forma su presente el ascua
llena de crateres
y cartas de fosforo, junto a simulacros
de manticas.
El sol y la tarde se han ido. Los
puntos llenan de marchas el viento, la
brisa es coloquial desde el instante
en que se aleja convertida en papel
hacia siniestros latigos
de arena.
Extraños preludios de buitre en una
cuesta encarnizada.
Derramamientos de ruinas. Tormentos
que vuelven de una hipnosis entre
sus cubiertas donde el alfange
de un labio es la misma y sigue
colocando palabras de vidrio en un mundo
donde duermen y sueñan las corolas.
El sol.
Y esas llamas que algùn dìa devoraràn
la tierra.
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