sábado, 13 de febrero de 2016
La Tradición del Unicornio
Al principio el caballo dibujò notas amarillas
entre sus ajuares y casas con pabellones que eran
empujadas a los desiertos por velocimetros.
-vimos una plataforma de papel en las cigarras-
Al principio toda edad de piel viraba entre
los plasmas, donde aceros que se disecaban
florecian entre pètalos excepticos.
-era la edad de los tallos en los cabellos-
Inocencias como el fuego ascendìan a las
turbinas del candil meridional y simètrico. Islas
de grasa y adobe. Penìnsulas de un hilo.
-un hilo lleno de perihelios dinasticos-
Y caminando, tocamos en la soledad esa calles donde los
hormigueros interrogan sobre la clase de destello
en el parpadeo.
-en los minaretes de las sienes-
Maniobrando en lagunas donde la idea se estremecìa
agitamos una de ellas en la palabra.
Ademas vimos un oido sumarse al centelleo de
un girasol cuando transformase en crustaceo y dispusimos
casas en el pubis de un submarino antes que cayera la
lluvia del verano.
-no recuerdo como pero ingresamos al mar-
Romances etereos donde las civilizaciones
encuentran su ruido y su legado con diminutas
promociones de leyendas de anilinas.
-todas provienen de la tradición del unicornio-
Idilios de esta casa al esternòn y la propiedad de
la medula una noche en que los horizontes son una direcciòn
con caracteristicas de relatividad de nieve.
Al principio nos posamos sobre la quiromancia de un sol
que leìa las cartas debajo de lagunas, bajo
cacerìas de nupcias e iguanas.
Alejados casi de todo menos de un poema, que al sur,
muy al sur, devoraba un cocodrilo.
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