jueves, 3 de diciembre de 2015
Rosados Microscopios
La soledad se irisa como un arrecife.
Abre uno de sus caballos para pasear su menguante.
Recita en los paramos sin alejarse del helecho.
Pensamos en ello desde la hora de la hierba y
algunos misterios que dan color a una cebra.
Pensamos en ello despuès que una caverna
posa su magia en un proverbio y las
puestas de sol son de leche,
de elixir y latigo,
de procesiòn y latido. De rosado microscopio.
Espacios sin color junto al alamo donde el tiempo
resguarda a las cadenas.
Prodigos craneos entre suvbersivas luces que
crecen entre comportamientos de piramides.
Antiguos himnos para cartulinas de fosforo.
Tambièn pensamos en el puerto que logra fermentar
un hombre desde siglos.
Su rostro que es moderno ahora lleva pancartas
en una avenida.
El siglo es de las huestes.
La soledad es un lente presionando lo que irisa.
Una caminata hasta que los dinosaurios despierten
de los arrecifes.
Y pronuncien que antes de arrecifes.
El nombre de la piedra y la tierra era acantilado.
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