domingo, 20 de diciembre de 2015

Antepasados de Iris






El àrbol detiene su respiraciòn hasta tocar la del pàjaro.
Las ramas lo hacen para oir el pulso de las hormigas
que en hilera se dirigen a un nido.

Plagas de màstiles y azucar tiñen el hemisferio.
Se pudre en el barro la hojarasca, de la misma emerge 
un ala purpura.

Violeta el sol que se estremece en los cartilagos.
Con su paso de bosque tembloroso como el sueño, donde 
se aglutina un verde escarlata.

Muelles y ventanas donde el conocimiento se une a una
pupila formando la visiòn de un rascacielos.

Estuarios donde imagenes de carbòn secreto, impregnan de lluvia
aquello que aparecìa como un ancla en el otoño.

Dimensiones que deben disecarse al pie de una casa donde
el manantial muerde la ribera con un extraño erotismo.

El àrbol detiene su respiraciòn hasta alcanzar la del pàjaro.

Locomotoras y entrañas se recuestan sobre una campana.
Las iglesias se elevan nuevamente sobre una cuesta
de veleros. Todos llevan las cenizas de un barco
en los ojos de los hombres.

Y todo hombre en aquellos veleros, arrastra un increible
antepasado de iris en la mirada que forman sus pupilas.













No hay comentarios:

Publicar un comentario