miércoles, 16 de diciembre de 2015

Composiciòn de una Liebre





Al final del mar, habìa una liebre, tenìa 
dos parpados.

La encontrè vestida de agua y segùn el 
movimiento, oscilaba hacia las criaturas o
los riscos de la espuma.

Desde ese final del mar, buscaba girasoles.

Trazaba huellas de arcoiris. Imitaba a las
piedras.

Detenìa el pensamiento en cada avenida, en
cada lampara.

Colindaba interdiarìa con la melodìa, 
ordenaba sus secretos. Rampeaba en los 
conos.

Fue sindicada por las luces entre ejemplos de
mamiferos y radiadores. Fue declarada por
la sintesis, boceto de una fiebre al caer de las
hojas.

Tenìa un oboe amarillo que llegò a oxidarse, una
bocanada en uno de sus timpanos; escribe aquella
liebre por la noche, sobre torres con eventos
de aminoacidos.

Al final del mar hay una liebre.
Es quimica segùn sus pronunciaciones.
Lineal desde alguna de sus profecìas. Ciclica como
un paisaje de acido que baja por la madrugada
de lo intacto.

Logrando asi tocar la noche.










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