sábado, 5 de diciembre de 2015
El Reloj en el Agua
El reloj se encuentra en el agua.
Sus segundos florecen esta mañana entre dagas
y un silencio que vivìo enquistado entre liquidos atomos.
En las iniciaciones de una supernova.
En los puertos donde los pelicanos logran derramar
entre la leche un racimo. Una sed sin vanguardias igual
al violeta o las carnes que llevan la conciencia
de los àngulos y tejados, entre reciprocas
lunas clandestinas.
Incursiones enteramente de halos.
Astrologìas que se encuentran en heteronimos.
Vacìos de serpentinas entre torres de aluminio.
Muelles de angustia donde nuestra soledad es un
pezado de hierro que mastica los ficus
o las alas de un murcielago, cuyas cenizas una hormiga
sirve, en algo legendario como la hiel o la hojarasca.
Citaras que formamos con una fronda.
Deletrear del sino en una identidad.
Misterio ahora que el verbo deja de ser conceptuado
entre la poesìa.
Entre las cabalgatas de un huerto con una ventana
tan literaria como una supersticiòn; la màs real, la que
dura el amanecer de todo espejismo.
El reloj.
El tiempo no se encuentra en el mismo.
Y nuestros pasos se adelantan a una cadena. A un
brazalete en la punta de un iòn lleno
de aparejos. De celulas como la tarde.
De cristales como el evento o la
manifestaciòn de un talisman.
Donde la magia logra conjurar sus
jardines.
Y reconocer algùn reflejo en ellos.
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