domingo, 27 de diciembre de 2015

La Ola es un Jazmìn por lo Tanto





La ola es un jazmin por lo tanto.
Serpientes y ballenas entre los telescopios como
en un ayer lleno de quimeras donde màs de un punto 
tomaba las algas de un rostro en la marea.

Tù le diste un nombre a esa marea.

Barcos y galeones espectadores de un ciclo
para cada grito sobre la tierra.

Menguantes y fibras con semidioses arrastando sus
ojos en los balcones con una espalda
llena de adolescencia en sus cumbres y en sus papiros
un letargo alado como el horizonte. Monòtomo y policromo 
como la vereda donde otros labios saltaron
a las cenizas, a los abecedarios encerrados en tu nombre.

Y recuerdo ahora tu cuerpo. En cada una de sus uñas
habìamos colocado una estaca para asirlo a la realidad. Eso
nunca fue suficiente. Suficiente acaso eran los bolidos de
un universo cuadrado como el aire donde la intensidad
tocaba una boveda. Suficiente y necesaria acaso
la axila roja del techo en un àngulo donde
la memoria de un tarantula empezaba
a confundirse con la nuestra.

Las plagas tambièn empezaron a grabar tu historia en sus
oxidos y ejes.

Los leviathanes despertaron para oirla, nada màs que para 
ello, pues el sentido de los leviathanes desaparece entre todas 
las cosas de la tierra.

Pura y religiosa como los murcielagos.

Ambivalente y ambidiestra en el pulso.

Enredadera de flujo en algo ecuestre como el cisne que
muere en la saliva de una boca.

La ola es un jazmìn y por lo tanto, serpientes y ballenas
encarnan telescopios.

Dejemos que las cenizas ignoradas por nuestras sombras
las sigan devorado en cada glandula de la memoria.


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