domingo, 27 de diciembre de 2015

Los Animales de una Puerta






Todos los animales que has dibujado se encuentran 
sobre la puerta. Cada uno ni tan distinto ni semejante del otro.
Cada cual con sus adjetivos y cualidades, tambièn con su rezo
y su custodia.

Son univocos como la melodìa que logra tensarse y aquella 
que no.

Representan a los infiernos cuando se colocan en las alas
de las gaviotas.

Representan a las flautas mientras escupen sobre la hierba.

Hablan en sus conversaciones del indice sentado sobre la
nieve untada de mantequilla.

Recogen lo apodictico. Mantienen entre la hierba a lo hirsuto
y la economia trascendental de una escalera.

Respiran con el coloquio trazado por un asta cuando es
arrancada de su lugar por un requiem, por un tropo. Por una diastole
generalmente ensimismada en un mundo que no nos interesa.

Todos los animales se encuentran sobre tu puerta. Dibujarlos fue
darles esa consistencia que necesitan para vivir estampados en la madera.

Graficarlos fue todo el poniente que en el lenguaje acontecerìa 
mientras tù te golpebas entre la ira.

-para entonces ya sabìas lo que no era una tendencia-

Darles un relieve fue todo el amanecer que respiran los soles 
cuando el cielo deja de ser una episteme, un neologismo creado por la
cresta en una ola y en el cual el idioma -para suerte nuestra-
es inundado.

Pero no te preocupes. Los animales que estàn en tu puerta
no viviràn siempre en ella.

Ese fenomeno no tiene nada de eterno.

Cuando tù te vayas, se iràn contigo.





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