miércoles, 2 de diciembre de 2015
Lo que Afirma un Pulmòn
La versiòn del oceano se encuentra en una hoja.
En una palabra doràndose junto al ser.
Entre termiteros de mercurio.
Sobre ella podemos exponer rituales de verde.
Canciones de platino y voces de aluminio por lo general
entre el recogimiento o el extasis.
El caso es que luego el hueso llega al umbral para unirse
a otro convirtiendose asi en esqueleto.
La madera lo hace al adoquìn.
La poesìa del gorjeo al cadete.
El poema que duerme en el verso a ciertos
descenlaces que son amarillos.
La versiòn llega a un santuario.
A aquello que posiblemente es original.
A la rama o el instante aledaño a los elixires.
A las conjugaciones de gas en el oxigeno.
Rodeada de heliotropos se ensimisma en los
detalles.
En los impulsos o extorsiones.
En los edredones y obispos.
En las cunetas que descuelgan de la brisa un sotano.
En los detalles que localizan entre la arena
destellos que pertenecen al barro.
Luces de himnos sobre los escolios.
Pergaminos en las uñas que vuelven a pertenecer
a la cera.
Imagenes de estaño sobre un hombro de
petroleo humedeciendose en la soledad de la espuma.
Barcos. Imagenes -nuevamente- como las que
abandonan en el aire un soplo.
Temas como los megafonos y los eclipses.
Temas de hierba como el eco o un telescopio
sobre algun racimo. Sobre una historia de la
composiciòn o las jarcias sobre un pecho de
color negro en las visceras.
La versiòn del oceano es una hoja.
Y ello lo afirman las cenizas
de un pulmòn al parpadear en una linea.
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