lunes, 14 de diciembre de 2015
Trote de la Bujìa y del Torno
Con la llegada del amanecer la escama se tiño de venas
y el pabellòn de zocalos.
En una de las plaquetas el mar habìa colocado
un peine.
Entre los promontorios se derretìan acuarios. Veleros
que ya antes habìan suspendido un reflejo. Extrañas
palomas preñaban sus cultos de rascacielos.
Los estuarios basabanse en vidrios y retahilas para vivir.
La existencia era una caracola paciente dentro del ficus.
El cristal respiraba como un movimiento antiguo proveniente
de los idearios.
La espuma era un jiròn extrayendo la abominaciòn de todo
artificio. El lenguaje, sòlo una casa donde el coral
se desplazaba, atroz como un presagio donde escarchabase un
diluvio.
Nos dividìamos como las piedras pero a traves de los siglos.
Esperabamos el oceano de manera amarilla como las
hojas en el otoño.
Sujetabamos una lechuza en los àngulos.
Las langostas sufrìan nuevamente entre los cabellos.
El hechizo, era emplumado y angosto como las peliculas.
Trotes de bujias y tornos como en un perdigòn. Fabricas
de adoquines en una salva electrica, escenciada por mandibulas.
Plataformas de realidad. Cada una atravesando el dìa con un
pedazo de nosotros. Cada una elaborando procesos diferentes
para nuestro ser en el espacio y el tiempo.
Asi, aquello que esta mañana era nuestro craneo.
En este momento lo es de un pelicano avanzando entre el
cielo.
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