viernes, 20 de marzo de 2015

Mi Capacidad Para los Ciclopes





Mi capacidad para los ciclopes tiene una
sola entraña. Extasiada por las venas busca un
equilibrio. Intuida por el paramo va hacia 
las circunvalaciones.

Es referencia de las murallas donde una 
estalàctita luce un viento mamìfero de onomatopeya,
el singular del hueso, la funciòn arcana de los 
animales.

Sus lunas son centrìfugas, sus libros magneticos.
Una carta de zinc en sus bosques persigue a su 
imaginaciòn cuando es inconciente 
pre-històrico.

Es un mensaje de trapecios sin oidos.
Los juramentos del cernicalo con una respiraciòn
de exodos...un despuès...

Esa muchacha de pies en el minutero.

Mi reflexiòn casi sempiterna en ella, la 
expresiòn que llevo como un diluvio donde la 
silaba ya no proviene de los calendarios y 
es una alarma.

Mi capacidad para la inflexiòn y el genitivo,
la consecuencia marìtima de ello.

Ese tallado enciclopedico del panorama
donde lo moderno cumple su cita semiindustrial
y se detiene.

Algo semejante a la visiòn de un espectaculo
en el oido traido por la acustica del helio 
y las cabelleras del craneo incendiandose.

O màs aùn la hipòtesis del helio, mientras las
cebras vuelven a la sincronìa con el leon
y los jaguares.

Mis funciones fisionomètricas y la teorìa
del aspaviento junto a la arena, cuando
mis sienes se desnudan en los tallos 
de la marea.

Esa, mi capacidad para lo heteroclìtico.
Para tocar de aqui a los lenguajes
sòlo lo analogo y la arquitectura de sus leyes
donde se despedaza extraordinariamente
la representaciòn de una hiena inaudita.

Asi, vuelvo al moluzco en el tropico
a la casampiterna de una piscina entre los
caracoles.

Cuando los bozales provienen de los 
eslabones.

Y mi capacidad para los ciclopes abandona 
su entraña y parpadea solitariamente
buscando la luz en los nùmeros blancos de 
los meandros.






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