miércoles, 18 de marzo de 2015

El Reguero de las Cenizas





Los ojos rojos de la carne.
El sentido de dios junto al adviento.
El primer sentido podrían escribir los minerales.
El atomo y en su cronología, la llegada de una langosta.
Las tres cruces del agua. El ambar con su goleta de
acero arrastrando la luna. las superficies
elasticas de los animales. 
El sur lleno de casas y siluetas. El jardín donde
la providencia compone legendarios olmos en el ala de la yesca.
Nuevamente el animal en una parádoja.
El nacimiento del extasis en la resurrección.
El oceano desdibujando un demonio.
La lejanía impone ahora voces de semi-dioses
entre la cerámica de los peces y en los huesos, la vida
encarna un mundo nupcial de praderas,
de bosques entre los circulos donde otros espíritus
se baten, se difuminan llenos de piras,
de poliedros y naves donde florecen ataudes
navios de coral encerrados en escolleras que jamás
anunciaron el mediodía. Tan sólo se
dedicaron a esparcirlo en las
cenizas.




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