martes, 10 de marzo de 2015

Poema






Yo escribí en esta formula.
En ella dí lecciones amarillas al pájaro
de la hierba.
Me estrellé contra lo fugaz y el conocimiento
de la flor en la sabiduría.

Témpanos como la noche
de un desierto en las cenizas, el hecho del 
oceano y los eventos del mar, como una instrucción
del lenguaje donde se bañaban los ecos
igual que la memoria en un
recuerdo.

En esta formula de añil y lado historico del cipres
tocado por el alba, la leyenda cadenciosa en 
el trino de una ciudad dorada,
enjaulada en el papel
como un parpado que en la inmensidad
destierra un hilo, una gran redención de azules
a los cuales llegamos con una puerta en 
los labios
con una sentina de precipicios en la boca
y una boveda verde que alienta veloces escarchas
desde la pubertad
y la inocencia.

Días como buques de un solo tímpano
ensartan sus maquetas en
el poema del ser, abrigado por peñones que
la soledad descifra
desde una cosmogonía celeste
tocada por la hiedra
poseida por el acto.

Hasta un mundo de árboles cuadrados
entre la espeleología.





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