jueves, 26 de marzo de 2015
Historia
Llego a un jardín con una historia
de verde.
Con un rostro en una carta sin apogeos
con un tiempo de triángulos
llenos de palomas mensajeras.
Detrás de mis hombros no hay horizontes
ni casas.
El único árbol se encuentra en el follaje de un
jardín y llego a él con una historia de verde.
Detrás de esta historia -debo decir- está el platino.
Su esqueleto posee los procesos del sueño y sin ninguna
clase de miramiento con la realidad, tales sueños
siempre van a descifrarnos.
Esta historia es también un sueño y recoge
las cosas.
Ha tomado las palabras del aire y lo
remoto del pelo.
Llego a un jardín con un dios que colgaba estrellas
formando galaxias para sobrevivir.
Un dios que elige los patios y pretiles donde
metamorfosea en hojarasca los objetos.
Esta historia posee también serpentinas
donde aguardan los buhos.
Una definición del mineral desde
una espoleta.
Una gran bandada de garzas que anhelan
organizarse en la nieve.
Es gigante y pequeña como lo es todo momento.
Juega en el aire y esa es toda la lucidez de
sus rafagas.
Es verdad que el destino dejaba azulejos en ella
pero tal historia ya había intuido la verdad
y el destino.
Es concientemente un enigma, como el corazón
que nunca duerme.
Las mandibulas crecen en sus hombros como
otra infancia.
Otra paralela a las aletas donde
podemos concebirnos.
Llegué a un jardín y mi pensamiento creía
que allí empezaba el mundo.
Sin embargo una historia pronunciò
lo siguiente: Aquí sólo continúa el universo.
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