jueves, 19 de marzo de 2015

La Forma de la Gravedad






Hay piedras semejantes a un ovulo
tanto como a una extensiòn.

Se encuentran a mitad del oceano o
al principio de una pradera.

Estàn en el corazòn del alfabeto
formando particulas de poesìa.

Hay piedras y algunas son escritos
del lado de la costumbre.

Solsticios en coma. Navìos de 
abstracciòn.

Esa piedra se diseca entre orugas
y elixires naturales iguales a un
segmento.

La piedra  como un crucigrama 
de aspas y espectadores.

De cirujanos y materialistas 
nucleares.

Es una carta relativa a los jueces
y la vanguardia de un marxismo
lleno de locomotoras.

La piedra es un laboratorio 
americano de textos con nupcias
sagradas de madera.

Tridentes de alba y velo con 
sentencia helenistica en los talones.

La piedra como un fundamento al
conjugarse.

La dialectica balada del perdigon.

No siempre un estado liquido, por
lo general otro drama.

Tampoco una protesta en vilo, màs
bien un dejo socialista, errante en
sucursales de fraguas y 
antropologìas de juguete.

Es mecanografìa con la densidad
de un aerostato.

El acontecimiento y su viceversa
de grandes cuellos.

La ritualidad enamorandose de 
evidencias.

La piedra como otra revoluciòn
econòmica de pez.

Una performance de soles cobrizos
entre la medida y hasta cierto punto
es tambièn otra piedra; una
instrumental como el verano.

La piedra ofrecida a la cirugìa pero
no como otro sacrificio.

Toxica con muy poco amor.

Arte lleno de lenguas que lame 
una roca.

Desconcertado por la forma de
su gravedad.







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