viernes, 29 de enero de 2016
Los Bosques del Utero
Los bosques pertenecen a una antologìa.
Son matinales como las preguntas de los parques.
Se entregan a los periscopios de los almanaques
terrestres, cuando un sacrificio presagia
la nieve.
Aguardan estructuras del poema al lado de una
piscina donde yace ahogada una fragata y una moneda
de bronce.
Imprimen cabezas de plastilina entre records
de botes pintados de violeta por enigmaticos angulos-
Tienen escritos y en ellos se alargan hasta sentir
que se desvanecen. La iridiscencia se levanta entre
ellos para que no suceda.
Sus elementos caminan hacia la transfiguraciòn.
En los espigones de estos bosques una ojera respira
o los artefactos conservan el frìo para establecerse en
una pluma.
Los bosques militan en las encrucijadas.
A diario son proselitistas bajo los eclipses.
Llaman en los atardeceres a los helechos descifrados
por las sienes de un obispo. Alzan la mirada al verdor
desde sus cupulas como si fueran tornasoles.
Exponen sus àrboles raices donde estàn encerrados los
siglos. En ellas los hombres vuelven a la experiencia
del ritual acompañados del grito de los paramos.
Tienen invernaderos en un bote.
Rastrean en si mismos el rìo comercial de un anfiteatro
cubierto por bozales. Rastrean el caudal que ofrece
un plantigrado a las cubiertas del genero mientras la
luna cae de los cielos para formar ciudades de
menhires.
Extraños. Tan eternamente extraños como esa voz que
oigo ahora y me despierta.
-inmersa en lo mas profundo de esos bosques-
Alzandose a la brisa desde un utero.
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