martes, 26 de enero de 2016
El Acantonamiento de los Pàjaros
A cierta hora la plenitud debìa convertirse en
una cigarra y los boletos de un boulevard hablarìan
entre primates.
Se acantonarìan los pàjaros.
Los toldos proporcionarìan una estaciòn que es
desconocida para un ala. Es aquella que une el invierno
a una primavera. Pequeña como una circunferencia.
De tal circunferencia desprenderiase una esfera.
Buscarìa las lamparas en el interior de un ladrido. Bajo
esa pulgada sobrenatural de una bolsa con estalactitas
elevando primicias de escalpelos blancos, respirariamos.
Y en esa cierta hora de tenazas.
En ese cierto minuto de morteros y estacas, algunas
cosas como los espejos ya no podrìan ubicarse y tampoco nos
dedicarìamos en las granjas a ensillar un protozuario.
-la temporada serìa de calor y grevas-
Cierta hora que es como un musculo.
Un dinosaurio que empieza a comprender los contenidos.
Una exposiciòn del latigo en una radio. Junto a un artropodo, luego
de haber llenado de miscelaneas un atlas.
Listones de escamas.
La branquia del barro ascendiendo a una supersticiòn con
una lengua. Entre fosiles que se oprimen en una garganta, con
leyendas ofrecidas a un nictalope en la oraciòn de
una curva.
Donde una parabola empieza a agitarse como el corazòn
del universo.
Buscando caracolas.
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