viernes, 22 de enero de 2016

Intuiciòn de una Boina





Junto a una intuiciòn la boina. 
Un techo y ademàs ese giro tras giro del viento cuando duerme.
El giro se parece a un suburbio y debe ser transitable como
una existencia. Todo este desde lejos semeja una caligrafìa, algo
que no es un animal por la noche. Pero agita como los
hombros una rueda.

Junto a una intuiciòn esa coherencia, llena de
circulos y proteinas. De dioses que se deslizan en las siluetas
de los juguetes. De castillos que se despiertan recien
por la tarde y sòlo nos queda en la memoria el
recuerdo de una mañana. Asi añoramos.
Asi volvemos a los desiertos solos con nuestras arañas; ello 
termina convirtiendose en tejido. En un casco ahora que vivimos entre la nieve
y el granizo se articula de manera extraña en los capitolios, como
si el horizonte describiera el purpura o lo exotico.

Yo pienso en esa boina creyendo que las estrellas se han apagado.
Que la ira del sol es algo ferviente en el seno de los caracoles.
Que los prismas son una liana en los paraderos.

Pienso en los transitos como una forma de decirme que las cosas
tienen un relieve que se diseca en la humedad
con un mensaje de ciudades llenas de telemetrìas y volcanes que
despliegan una forma del agua cuando sueñan.

Historias de faroles en un gris apuntalado por los origenes
de un monte donde los disturbios construyen una ola de zocalos.

Zandalias llenas de apogeos por el amanecer donde la
continuidad escribe en la verticalidad de un pañuelo o los
colores que empiezan a ser azules en una foca.

En un mundo que es igual al viento.

Da giro tras giro cuando duerme.








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