miércoles, 13 de enero de 2016

El Espejo





A cierta hora debìa ser llamado.
El nombre que llevo sonarìa en este parque
-que a juicio de mi madre- està construido
para locos.

Frente a este parque hay un centro comercial
y a su espalda una autopista. A la segunda le
pertenecen muchas muertes, màs no autopsias.

Yo estarìa sentado cuando ello sucederìa.
Tendrìa un cuaderno y un lapìcero en la mano.
Observarìa la gente que pasa y no sè porque razòn
me abstraerìa en el ladrido de los perros.

Pertenecen a este lugar antes de que fuera
convertido en un parque. A veces logro acariciar
a uno.

A una determinada hora las silabas del nombre
que habito sonarìan.

Yo volverìa la mirada para saber el lugar exacto
de donde llegan.

Entonces.

-como sucede diariamente-

Volvì a introducirme en el espejo.









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